martes, 26 de junio de 2007

Ha muerto un gran poeta y amigo: Otto-Raúl González


Ha fallecido un gran poeta y amigo, amigos. Solicito leer una de sus más bellas obras, y guardar al menos un pequeño luto, al lado de un agradecimiento, en alguna parte del corazón.

Descanse nuestro buen Otto-Raúl González


------------
Anadrio


Quien primero vio una nube de color anadrio
era un joven pastor de diecisiete abriles
que más tarde fue monarca de su reino
y hombre feliz hasta decir ya no,
porque el anadrio es el color de la alegría
y de la buena suerte.

¡Y de la buena suerte!
¡Y de la buena suerte!
¡Y de la buena suerte!

En mil quinientos veinte
un español porquerizo de Castilla
vino a América y cuando se internó en la selva
vio un árbol de color anadrio
ese mismo soldado de fortuna
más tarde comió con Carlos V
y fue virrey;
porque el anadrio es el color de la alegría
y de la buena suerte.

¡Y de la buena suerte!
¡Y de la buena suerte!
¡Y de la buena suerte!

En la época moderna otras personas
han visto objetos de color anadrio
y su suerte ha cambiado en forma radical.

Un pescador vio una sirena cuya cola
era anadria y desde entonces
pescó y pescó y pescó y pescó y ahora
es dueño de una flota ballenera;
porque el anadrio es el color de la alegría
y de la buena suerte.

¡Y de la buena suerte!
¡Y de la buena suerte!
¡Y de la buena suerte!

Vendía periódicos un niño,
rapaz sin desayuno, de pobreza trajeado,
un día en su camino vio una piedra
que era, por supuesto, de color anadrio.
Ese niño actualmente es accionista
de una inmensa cadena de periódicos;
porque el anadrio es el color de la alegría
y de la buena suerte.

Pinte usted
las paredes de su casa
de color anadrio
y le irá bien.

(De Diez colores nuevos, Editorial Praxis, 1993)

miércoles, 6 de junio de 2007

Ripios de la lengua


De Pablo Parellada "Melitón González"
Gracias a Antonio Martín, apreciados sus comentarios

Señores:
Un servidor Pedro Pérez Paticola,
cual la Academia Española
"Limpia, Fija y da Esplendor".

Y no por ganas de hablar,
pues les voy a demostrar
que es preciso meter mano
al idioma castellano,
donde hay mucho que arreglar.

¿Me quieren decir por qué,
en tamaño y en esencia,
hay esa gran diferencia
entre buque y un buqué?
¿Por el acento? Pues yo,
por esa insignificancia,
no concibo la distancia
de presidio y presidió,
ni de tomas a Tom ás
ni de topo al que topó.
Mas dejemos el acento,
que convierte, como ves,
las
ingles en un inglés,
y pasemos a otro cuento.
¿A ustedes no les asombra
que diciendo rico y rica,
majo y maja, chico y chica,
no digamos hombre y hombra?
Por eso no encuentro mal
si alguno me dice cuala,
como decimos Pascuala,
femenino de Pascual.
¿Por qué llamamos tortero
al que elabora una torta
y al sastre, que trajes corta,
no lo llamamos trajero?
¿Por qué las Josefas son
por Pepitas conocidas,
como si fuesen salidas
de las tripas de un melón?
¿A vuestro oído no admira,
lo mismo que yo lo admiro,
que quien descerraja un tiro,
dispara, pero no tira?
Este verbo y otros mil
en nuestro idioma son barro;
tira, el que tira de un carro,
no el que dispara un fusil.
De largo sacan largueza
en lugar de larguedad,
y de corto, cortedad
en vez de sacar corteza.
De igual manera me quejo
de ver que un libro es un tomo;
será tomo, si lo tomo,
y si no ! lo tomo, un dejo.
Si se le llama mirón
al que está mirando mucho,
cuando mucho ladre un chucho
se lo llamará ladrón.
Porque la sílaba "on"
indica aumento, y extraño
que a un ramo de gran tamaño
no se lo llame Ramón.
Y por la misma razón,
si los que estáis escuchando
un gran rato estáis pasando,
estáis pasando un ratón.
Y sobra para quedar
convencido el más profano,
que el idioma castellano
tiene mucho que arreglar