La palabra pizza, de acuerdo al Nuovo Dizionario Etimologico della Lingua, proviene del alemán antiguo bizzopizzo (Bissen en el idioma alemán actual, de donde se deriva bit en inglés) y significa mordisco o trozo de pan; se utilizaba ya en la medieval ciudad de Gaeta, cerca del año 990, también se localizó en el pueblo Penne D'Abruzzo en 1195. Pizzo (hoy pizza) señala específicamente al pan de pita o pan árabe, de probable origen persa, introducido por los griegos y adoptado por los pueblos de Lombardía.
Lo más parecido a una pizza antes del bizzopizzo es seguramente el pan al que hace referencia Catón el viejo, quien en su Historia de Roma, escrita en el siglo III AC, menciona un "pan de masa redonda aderezada con aceite de oliva, hierbas y miel, horneada sobre piedras". Encuentro que las primeras pizzerías han sido descubiertas en la antigua ciudad de Pompeya (¡que no pude visitar en mi viaje por Italia!).
La receta original para una buena pizza es sencillísima. Para la masa: harina, aceite de oliva, agua y una pizca de sal; para la salsa: puré de jitomate y aceite de oliva; queso mozzarela si se tiene o se quiere, pero es prescindible; albahaca. Conviene rociarlo con más aceite de oliva. Se hornea (de preferencia en horno de piedra bien caliente o en el clásico caserito de gas) por aproximadamente ¡cinco minutos! Si se desea, al salir del fuego se puede bañar ¡con más aceite de oliva! Es todo.
Prego.
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